Un protocolo de contención y diálogo para prevenir la violencia en las escuelas de la provincia fue presentado días atrás por las autoridades del Ministerio de Educación. Se trata de una guía con 11 puntos que abarcan las distintas situaciones complejas de la violencia y se enfocan en un abordaje integral con orientación, sobre todo, a los docentes y directivos, para reaccionar con premura. “Reunimos a supervisores y directores para definir cómo tramitar estas situaciones que pueden surgir de manera disruptiva y afectar la vida escolar y personal de los estudiantes”, dijo la ministra Susana Montaldo.
Entre los casos que se busca abordar se incluyen la violencia escolar, la violencia familiar, el acoso, el “grooming”, el consumo problemático, el trabajo infantil y las autolesiones, entre otros. La guía, dijo, fue elaborada con un gabinete interdisciplinario y el Servicio de Asistencia Social Escolar (SASE). “Queremos intervenir a tiempo, acompañar y proteger los derechos de los chicos”, dijo.
El trámite es una continuación del trabajo que ya se hizo con las escuelas primarias con el proyecto de mediación para enfrentar los problemas de violencia con los mismos chicos, que disponen de elementos de contención y comunicación. Ahora se propone intentar un abordaje integral con intervención temprana; comunicación con las familias; educación emocional y sexual integral -espacio que iba a ser presentado aparte en estos días, vinculado al tratamiento desde la salud mental y afectiva de los estudiantes-; fomento de la convivencia pacífica y el uso responsable de la tecnología. Este último punto se vincula con el modelo que se presentó en la escuela Gabriela Mistral, que promueve la desconexión de dispositivos móviles durante la jornada escolar.
Ciertamente, es un área de amplio espectro, que genera desafíos complejos a los que hasta ahora no se podía dar respuestas, como ser la ludopatía favorecida por el uso indiscriminado de la tecnología a través de las pantallas, y los problemas de salud mental que afectan a la comunidad.
Sobre esto hay diferentes posturas, ya que hay quienes sostienen que no se trata de prohibir el uso del celular en el aula sino de aprender estrategias frente a prácticas que son ineludibles, puesto que las nuevas generaciones están viviendo ya en la realidad física y la realidad virtual al mismo tiempo. Se trata de situaciones que no han sido estudiadas claramente y que inciden en los vínculos tanto escolares como familiares. Esto implica un gran desafío, sobre todo para los docentes, para saber cómo enfrentar los fenómenos de un mundo cambiante, pero también para los padres, que han de tener que involucrarse tanto en acompañar a sus hijos como en trabajar con los responsables de la educación de los chicos en las escuelas.
Este protocolo ha de ser una ayuda, entonces, sobre todo para los docentes, que son los primeros en quienes va a impactar cualquier situación que requiera ayudar cuanto antes a los jóvenes, en busca, como se señaló, de fortalecer la prevención, la detección temprana y la intervención responsable de cada institución educativa.